top of page
Cerca
  • Immagine del redattoreEl Pincha Uvas

Los chicos del Cornizzolo

Cuanto más pasan los años, más me gusta la tranquilidad.

Si me llevas a una ciudad saturada de turistas, intentaré disfrutarla, pero pensaré constantemente en ríos, montañas y picos.


Me encanta mirar el mapa y elegir lugares en los que nunca he estado.

Me encanta la Lombardía cuando se está preparando para dormir, y yo estoy disfrutando de la puesta de sol mientras pedaleo en medio de la nada.

Me encanta perderme en una autocaravana.

Puedes encontrarme por la noche delante de un cementerio, o en el aparcamiento de un Norauto. Pero qué más da, sé que otras veces dormiré junto a un lago o al pie de hermosas montañas.


Hace unos días necesitaba aire.

Necesitaba respirar.

Mi cabeza se estaba volviendo oscura, negativa.

Me conozco, en esos momentos hay que alimentarla con cosas buenas.


Cogí la autocaravana.

Fui al lago Pusiano, que es maravilloso.

Nadé. Hacía mucho que no lo hacía. Lo echo de menos.

Por la tarde monté en bicicleta.

Decidí subir al Monte Cornizzolo.

Una subida dura. Muy dura.

Lo necesitaba, para mis piernas y para mi cabeza.

Las pendientes eran realmente duras.

La carretera era estrecha, silenciosa. Podía sentir el cambio de temperatura en mi cuerpo, mi respiración, los latidos de mi corazón, el sonido de los pedales.


Todo era precioso. Cuando llegué a la cima, el paisaje era impresionante.

Se veían los lagos de Pusiano, Annone, Lecco y Montorfano.

Se veía Lombardía. Se veía Milán.



«Hola, ¿quieres que te hagamos una foto?».

Eran dos chicos. Tenían 16 y 18 años.

Estaba oscureciendo.


Pero aquellos dos chicos me intrigaban. Me quedé más de quince minutos hablando con ellos.


«Una vez al año venimos aquí con otros amigos. Vivimos en Bosisio. Todos nos conocemos en la zona. Hemos aparcado el "Ape" en la primera barrera. La pendiente era tan pronunciada que hemos conducido con la puerta abierta e incluso hemos tenidos que empujar con los pies. Ha sido divertido 🤣. Luego hemos caminado 90 minutos. Esta noche nos quedamos aquí y dormimos con los demás».


«Nos encantan estas zonas. Nunca nos moveremos. Él es mecánico. Yo estoy en el quinto curso en la escuela para ser jardinero. Nuestros abuelos y padres crecieron aquí. Somos unos privilegiados. Vivimos en una zona maravillosa».


«Los chicos que vienen de Milán a vivir aquí no nos entienden. Les gusta ir a la ciudad, o a los centros comerciales. Nosotros "trucamos" los ciclomotores. Nos gusta ir al lago, al río, o en las cumbres de las montañas. Cuando nos reunimos en el pueblo somos más de 30 y no hay edades. Estamos nosotros, pero también hay chicos de 13 años. Estamos bien juntos.»


Eran más de las ocho de la tarde.

Aquellos chicos sencillos me dieron mucha esperanza.

Me recordaban a mí cuando era joven.

Me hubiera gustado abrazarlos.

Me hubiera gustado decirles a sus padres que debían estar orgullosos.


¿Sabes lo que había que hacer en el Monte Cornizzolo?

Absolutamente nada.

Buscavan solo la simple, sincera y tranquila compañía de los amigos, el paisaje y el estar juntos.


Chicos del Cornizzolo, sois geniales.

Llenaos de experiencias como ésta.

La sencillez y la belleza salvarán el mundo.




6 visualizzazioni

Comments


GPTempDownload (8).jpg

EL PINCHA UVAS

bottom of page