Cada uno de nosotros hace cosas.
Por lo general, uno espera que cada uno haga las cosas que le gustan.
O al menos uno espera que las que nos gustan sean más que las otras.
Cada uno de nosotros intenta hacer las dos cosas bien.
Las que nos gustan.
Y las que no nos gustan.
Me gustan muchos cosas.
Hay días en los que pienso que son demasiadas.
Y otras que parecen muy pocas.
Sin duda, me gustaría que los días duraran muchas más horas para poder hacer todavía más.
En algunas cosas, realmente soy un nerd, un entusiasta, una persona curiosa.
Llámame como quieras.
A menudo me apasionan las cosas nuevas. Pero sin abandonar nunca a las viejas.
Las pasiones se acumulan. Yo diría que, afortunadamente.
La experiencia avanza. Yo diría que afortunadamente.
La edad aumenta. Yo diría que desafortunadamente.
Detrás de cada pasión, de cada encuentro, de cada camino, de cada proyecto, siempre hay personas.
Ellas crean "lo bello".
Lo "bello" es lo que ayuda a que mis pasiones no sean un fin en sí mismas. Sino para que sean útiles para el mundo.
Sucedió cuando con algunos amigos organizamos durante muchos años el Happening de los Jóvenes en Pavía, una gran fiesta que duraba tres días pero para la que trabajábamos todo el año.
Ocurrió en el instituto cuando organizamos fiestas para recaudar fondos para el viaje de fin de curso.
Sucedió en la universidad cuando ayudamos a nuestro amigo Sergio, que quedó en silla de ruedas tras una caída en el mar.
"La bello" es cuando una de tus acciones conmueve, promueve, sensibiliza.
Ha ocurrido muchas, muchas veces en nuestras vidas.
Hay muchas maneras de describir "lo bello". Y nadie puede describir completamente lo que es.
Lo "bello" es cuando la hija de un amigo dice: "qué bonito sería tener un papá como tu amigo Teudis". No sé lo que la chica captó de mí durante la cena. Pero dado el comentario creo que es bueno.
Lo "bonito" es cuando un amigo te dice: "Teudis, tal y como eres, morirás joven aunque tengas 80 años". Lo considero un gran cumplido.
Lo "bello" es cuando un amigo de 50 años te dice "te envidio porque siempre estás inventando cosas para hacer con tus hijos. No soy capaz de eso. Lo intento, pero mi hijo prefiere ver la televisión o jugar a los videojuegos".
Todo puede tener diferentes declinaciones.
Hay muchas maneras de ver cada evento.
Podría describir mi vida de mil maneras.
Si quisiera, si viera el vaso medio vacío, podría decírtelo de manera que pudieras llorar de tristeza.
Si quisiera, si viera el vaso medio lleno, podría contarlo de manera que te sintieras orgulloso y me apreciaras mucho.
Todo depende de cómo cada persona quiera afrontar lo que le ocurre.
No, eso no es del todo correcto.
Depende mucho de cómo se quiera ver lo que está ocurriendo.
Lo que cambia es una mirada, es un deseo, es una curiosidad.
Y luego, el camino, una parte te sucede y otra la construyes tú.
¿Me llevo bien con mis hijos?
Sí, mucho.
Pero la relación no es un regalo. Es algo bonito porque lo construimos todos los días.
Los pequeños detalles son los que se convierten en gigantes a largo plazo.
El vaso medio lleno, o el vaso medio vacío.
Todos hemos experimentado cosas que nadie más entenderá jamás.
Tú decides cómo juzgar los que ya ha pasado.
Tú decides come esperar las cosas que vendrán.
Depende de ti cómo afrontar el camino.
Mientras tanto, nosotros nos inventamos juegos cuando llueve.
Empzando en el mismo lugar de la casa (desordenada), con los ojos vendados, ¿quién es el primero que consigue abrir la puerta de los garages?
Pasamos el tiempo, nos reímos juntos y la relación crece.
Y tú, metafóricamente, que quieres hacer quando llueve?
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