Ironman (esp)
- El Pincha Uvas

- 25 set
- Tempo di lettura: 3 min

Cuando era pequeño miraba las carreras Ironman con mi papá.
Él miraba a los atletas con admiración.
Quería ser uno de ellos. Para mí. Y para él.
Me he entrenado mucho.
De vez en cuando, en la oscuridad, cuando estaba solo en medio de la nada, levantaba el dedo al cielo y gritaba:
"¡Esto es para ti, papá. Este esfuerzo es para que te sientas orgulloso!".
No sé dónde está ahora.
Solo sé que si miró hacia abajo, habrá visto a su hijo superar aquella meta, con el brazo en alto, sonriendo y disfrutando.
"Papá, no estás desde 2001. Esta nueva "teudissada" ha sido para ti."
El Ironman ha sido la aventura deportiva más intensa y emocionante que jamás haya hecho.
Lo es porque es durísimo, y pone a prueba cuerpo y mente.
Pero también lo es porque te hace viajar a lugares inesperados.
De vez en cuando tengo crisis de pánico en el agua.
Me pasa incluso en la piscina.
He tenido que aprender a reconocer las señales.
He aprendido a gestionarlas, a controlarme, a encontrar los caminos para no caer en la trampa. Me ocurre también con la claustrofobia.
Podía haber decidido no hacer la carrera. Habría tenido una excusa perfecta.
No lo hice.
He terminado una fantástica parte de natación.
He llorado en la salida mientras Daddo (el speaker) me saludaba por el micrófono.
He llorado por la emoción, no por la crisis.
He salido del agua disfrutando de los 3,8 km.
Cero crisis. Mucha alegría.
He pedaleado divirtiéndome como un loco.
He disfrutado de todos los 180 km.
La bici es un medio durísimo y maravilloso.
La amo.
He corrido. No, he caminado. Y mucho. No me avergüenzo.
Había que llegar al final. Caminar no es una deshonra. Yo lo sé. Quien ha hecho estas carreras lo sabe. Los últimos 20 km he caminado lo más rápido que he podido, casi corría.
Al comienzo de la última vuelta entendí que lo lograría.
He llorado durante casi 10 km.
La emoción era maravillosa. Incontenible.
El Ironman, para mí, no es rendimiento.
El Ironman es superación, es descubrimiento, es amistad, son rostros.
El Ironman es un viaje de humanidad.
Teudis, me has hecho emocionar.
He llorado con tu llegada, aunque estaba en casa.
Te he seguido todo el día.
En el abrazo con tus hijos estaba toda la vida, estaba todo.
Tengo la piel de gallina.
Eres grande.
...
Yo no había recibido nunca tantos mensajes en mi vida. Gracias a todos.
No merezco todo este cariño.
No, yo no me llevo a casa la prestación deportiva.
Me llevo amigos, familiares, voluntarios, emociones, sentimientos y valores.
Me llevo los rostros de Eros, Fez y Giovanni, que vinieron a Cervia por sorpresa para acompañarme todo el día. Estoy en un bar escribiendo.
Me emociono pensando en ellos.
Me llevo a Katia en el corazón, que trabajó mucho para curarme de la fascitis.
Recordaré el abrazo de Stefi antes de salir.
Estaba lleno del amor de quien sabe que vas a hacer algo grande.
Me emociono pensando en los padres del equipo de Teudis.
A mi llegada a la primera carrera después del Ironman empezó un aplauso de todos los presentes en la grada para honrar mi locura.
Gracias chicos.
Me llevo el coraje de Maurizio, Ironman también, que aplazó su carrera a 2025 por una lesión mía. Quería que viviéramos juntos esta experiencia.
Todavía lloro pensando en cómo me han acompañado mis hijos desde que (hace años) dije que quería hacer un Ironman.
Han vivido los entrenamientos, el esfuerzo. Me han visto volver a casa destrozado, han corrido conmigo o me han seguido en bici. Han vivido el camino.
Nadie regala nada. Las cosas bonitas hay que conquistarlas.
Lloro al pensar en sus gritos desde las vallas o en sus llantos cuando me vieron correr con una camiseta con sus nombres estampados.
Se me pone la piel de gallina cuando recuerdo cosas que me han dicho durante y después de la carrera.
Están orgullosos de su papá.
La llegada es la culminación de todo.
Es tan hermosa porque cuenta un recorrido increíble.
He tocado la campana. Lo hacen todos los que concluyen su primer Ironman.
La he soñado desde el primer día. He gritado fuerte. He abrazado a Eros. Estaba casi más feliz que yo.
Y poco después estaban Fez y Giò, radiantes.
No merezco todo esto.
Y luego el abrazo con los hijos.
Sus rostros estaban llenos de lágrimas.
Sonreían, gritaban, disfrutaban.
Es verdad, en ese abrazo estaba toda la vida.
Lo recordaremos para siempre.
Faltaban los últimos metros.
Estaba Daddo al micrófono.
"¡Teudis, lo has logrado!! You’re an Ironman!"
....papá, lo he logrado. Para mí. Para todos.
Lo he logrado para ti.
Te lo grité en el km 150 mientras pedaleaba. ¿Me has oído?




































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