Niños, adolescentes y padres. Todos disfrazados.
Han comprado caretas, ropa y maquillaje.
Las tiendas, las calles y las escuelas se decoran con telarañas, sangre falsa y calabazas.
Uno casi se siente "obligado a participar en la fiesta".
A estas alturas, ya nadie se acuerda de los tiempos en que la gente iba a hacer la "castañada".
Se iba en el bosque equipados con zapatillas, cestas y guantes de jardinería.
Se caminaba entre las hojas.
Adultos y niños. Juntos.
Y luego se paraba a comer pizza en algún sitio.
Era bonito.
En Cataluña se aprendía a hacer los dulces típicos de otoño: "los panellets". En la escuela, con la madre o la abuela.
La castagnada era un momento de comunidad, de tradición, de historia.
Ahora, por desgracia, hemos sido engullidos por todo lo global.
No importa si está en Colorado, Pietra Gavina o Calaf. Todo el mundo hace lo mismo.
Puedes ir al centro de Barcelona, Milán, Berlín o Londres. Todo es igual.
Me gustaba la castañada. Aunque no me gustan mucho las castañas.
Me gusta la tradición. Soy un nostálgico.
Ahora casi todos se han olvidado de ella.
Cuando mis hijos eran pequeños, yo también era uno de esos padres que acompañaban a los niños.
Entiendo que hay que evolucionar con lo que pasa. Y que los tiempos cambian.
Entiendo que no se puede hacer vivir a los niños excluyéndolos del mundo.
El mundo. Sé que cambia.
Y los niños. Hay que hacer que crezcan aprendiendo a estar en él.
Hay que captar la belleza.
Hay que saber defenderse.
Hay que defender y ayudar a los que no pueden hacerlo solos.
Jordi celebró Halloween con dos amigos.
Pasearon a solas por un pueblo.
Cada uno tenía un disfraz diferente.
Llamaban a los timbres para pedir caramelos.
Para los niños de nueve años debe ser muy divertido. Te sientes mayor.
En un momento dado ocurrió esto:
Llamaron a una casa e hicieron la pregunta habitual.
"¿Truco o trato?".
Un hombre maleducado abrió la puerta. Esaba enfadado.
"¿Truco o trato?¡Ahora te lo voy a dar yo el truco!"
Y cerró la puerta. Golpeando con fuerza.
Jordi, de 9 años, se quitó la careta de "scream" y tocó el timbre de nuevo:
"Perdone señor, pero hay formas y formas de responder a tres niños de 9 años que están celebrando Halloween. Adiós".¡Genial Jordi! Genial.
Con educación, pero hay que defenderse.
Jordi se defendió.
¿Y Teudis?
Los amigos no se ponían de acuerdo
Quién quería hacer una cosa. Quién quería hacer otra.
Teudis actuó como si fuera pegamento.
Él es pegamento. Crea el grupo.
Es un líder atractivo. A los demás les gusta estar con él.
Seis o siete preadolescentes cenaron juntos.
Luego durmieron en la taberna de alguien. O mejor dicho, no durmieron 😁.
Sin él, esto no hubiera occurrido.
Volvió super contento de la noche.
Jordi se defendió.
Teudis construyó.
¿Y Anna?
Anna vivió.
Salió con un buen grupo.
Se maquilló "para dar miedo".
Se divirtió.
Se convirtió en la adolescente que es, es decir, en un espectáculo.
Y luego, ¿qué más?
Hace unos días, en el tren había una chica que estaba enferma.
¿Quién la ayudó? Anna.
¿Qué ha hecho? Inmediatamente llamó al revisor para que empezara a llamar a la ambulancia, y mientras tanto hacía preguntas a la chica para mantenerla despierta.
El controlador entró en pánico:
"Disculpe, ¿por qué no pregunta desde los megáfonos del tren si hay un médico a bordo?"
"Vaya, buena idea. No había pensado en eso. Buena chica".Jordi se defendió.
Teudis construyó.
Anna ayudó.
Me dicen que en tercero de primaria hay padres que todavía ponen la merienda en la mochila de su hijo 🙄.
Papás que llevan la bolsa de fútbol de su hijo para ahorrarle el cansancio 😮.
Mamás que en quinta hacen los deberes de sus hijos, el domingo por la noche, para evitarles las notas 🤨.
Adelante hijos mios
No perdáis este deseo de independencia, de ser vostros mismos, de valerse por vostros mismos.
Continuad así.
Cada uno con sus propias características.
¡Pero seguid así!
Vais adelante como trenes.
¡Sois una delicia!
Y ya lo sabéis. Estoy aquí par alo que haga falta.
