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Casualidad?

Hay días que puedes elegir tú el camino. ¿Voy hacia la izquierda o hacia la derecha?

Otras veces la que escoge el camino es la vida.

A veces lo haces tú. A veces lo hace ella.

La magia es encontrar la combinación adecuada entre las dos.


Pero, existe la casualidad, el azar, la suerte?e

He estado pensando mucho durante este tiempo.


Estoy en mi tercer día de viaje en bicicleta desde Vidigulfo Hasta Barcelona. Ya he pedaleado unos 400 km, he subido al Sestriere y Monginevro y estoy de vuelta a Briançon tras subir al mítico Galibier.

Me encuentro ante una subida de unos 500 metros y estoy cansado. Soplo un poco.

Cuando empiezo la subida siento una mano en la espalda. Es un ciclista local que me empuja y que en francés me dice:


"Je sais, c'est duro, très duro. De où viens-tu? Où vas-tu?".


Contesto, en francés.

Me emupuja hasta el fin de la subida.

Cuando me giro para saludarlo ya no está. Se ha Ido.

Nunca sabré qué cara tenía.


No quería hacer aquella subida. Y un desconocido me empujó.

Casualidad?


Al final del día llego al B & B. Todos los restaurantes están cerrados. La señora de la casa me ofrece una cena muy escasa.

Me levanto con muchísima hambre. Desayuno en una Boulangerie. El alcalde de ese pueblo, maravillado por mi viaje, me pone en el Facebook oficial de su municipio.

Retomo a pedalear pero se nota que no cené. Pedaleo con dificultad. Me falta energía.

Paso por el espectacular canyon de las Gorge de la Méouge.

Sé bien que en el km 60 me espera una subida de 7 km al 6%.

Decido coger fuerzas y descansar bajo un árbol.

Retomo la ruta, preocupado por la subida.

En ese momento me pasa por delante un ciclista que me dice algo que no entiendo.


"Desole, mais je n'ai paso compres. Can you speak in english?".

"Yes, of course".


Es el Vincent.

El momento de más cansancio aparece este hombre, con quien hablo dos horas y hago la subida sin darme cuenta. Acabo comiendo en su casa.


Estaba cansado y con hambre y la subida me preocupaba.

Apareció en Vincent.

Casualidad?


A partir del segundo día de viaje siempre tengo el viento en contra, constante, sin que pare nunca.

Hay veces que pedaleo a 17 km / hora a causa del viento.

Me lo tomo todo con una sonrisa y espíritu de aventura. La motivación siempre es alta.


Pero sabes qué pasa el día que ya veo los Pirineos y me imagino la cena en Cataluña con mi sobrino, hermana y cuñado?

El viento se gira a favor. Me parece que vuelo.


No es raro que el viento se gire a favor mío cuando ya me imagino"en casa" después de 5 días di tenerlo en contra?

Casualidad?




Ahora somos el 24 de julio.

Gran Fondo Duomo de Milan-Passo dello Stelvio. 280 km por 3500 de altitud.

Una carrera dura. Primera edición.


En un momento dado, no recuerdo si antes o después de Bormio, me encuentro con un ciclista. Más adelante descubriré que se llama Giacomo, viene de Génova y corre la carrera de relevos con otros dos amigos.

Escucho decir que quieres retirarse.

Le digo algo, que no recuerdo absolutamente. Y sigo mi camino.

Cuando me faltan 12 km a la llegada Giacomo me atrapa, se pone delante de mí y me marca camino y ritmo. Él también está muerto de cansancio pero me ayuda.


"Giacomo, sigue adelante. Estoy muerto y me tendré que parar mil veces".

"Mira, tú no lo sabes, pero si no fuera por ti me habría retirado. Antes me has motivado. Si aún estoy aquí es gracias a ti. Llegaremos juntos al final".


Giacomo se para cada vez que lo necesito.

Desde el coche que los acompaña me ofrece sales minerales y una coca-cola.

Llegamos muertos, pero juntos. Nos abrazamos conmovidos.


Cuando estaba bien cansado apareció Giacomo.

Casualidad?

- Yo dije algo a Giacomo y gracias a eso él terminó la carrera.


- Encontré a un hombre a 9,5 km del Pase dello Stelvio al que dije:

"Te he oído decir a tu coche que habrías hecho una trozo más y te hubieras retirado. Oye, a partir de ahora aquí no se retira nadie. Pedalea 500 metros. Párate. Descansa y vuelve a empezar. Hemos hecho 259 km y 3000 metros de altitud. Sólo nos faltan 9 hasta el final. Si te retiras ahora te arrepentirás para siempre ".

Lo veo a la llegada. Me saluda enérgicamente:

"Gracias, ha sido una experiencia casi zen. Si no te hubiera encontrado me habría retirado. Muchas gracias".


- Yo ayudé unos chicos suizos que iban a Barcelona en bici y habían pinchado. No sabían cómo arreglar la rueda. Me lo agradecieron.


He ayudado en otras ocasiones.

A menudo sin darme cuenta tal y como dice siempre Anna.


Yo lo sé.

Todos hemos hecho muchas subidas, hemos luchado y nos hemos quejado de cómo es dura la vida.

Y lo volveremos a hacer.


Pero, abramos los ojos.

Abramos el corazón.

Descubriremos que hemos conocido muchos Vincent o Giacomo, gente que nos han dado un empujón o días con viento a favor.

Y descubriremos que a veces nosotros también hemos sido una buena ayuda para otros.


Seamos altruistas.

Ofrezcamos nuestra ayda.

Hagámoslo siempre.

Abramos los ojos.

Abramos el corazón.

No estamos solos.


Nada pasa por casualidad.



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EL PINCHA UVAS

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