"Teudis, si tuvieras que escribir una biografía tuya, ¿cuál sería su título?".
El otro día me hicieron esta pregunta.
Nunca lo había pensado. Qué pregunta tan difícil. Pero qué buena pregunta!
Pienso en la respuesta. Le doy vueltas.
Entonces, de la nada, se me ocurre un título, que me parece fantástico.
Podría usarlo para describir mis primeros 45 años.
"Siempre es posible renacer".
Desde que nací hasta los 12 años, cambié de ciudad cada cuatro años.
Cada vez significaba entrar en una nueva clase, establecer nuevas relaciones, tener nuevos amigos, ir a nuevos lugares.
No era fácil. Era empezar de cero cada vez.
Y yo lo conseguía.
Siempre renacía.
En Figueres, mis padres se separaron.
A mediados de los noventa, había pocos hijos de padres separados.
Mis amigos no me entendían.
Mi madre vivía a 100 km de mí.
Mi padre intentaba gestionarlo todo como podía.
Tuve que acostumbrarme a una nueva vida.
Y de alguna manera lo conseguí (aunque con cierto vacío emocional).
Conseguí empezar de nuevo.
Conseguí renacer.
En 1997, me trasladé a Italia.
Amo Figueres. Y a menudo me pregunto qué habría sido de mí si me hubiera quedado. Ojalá lo supiera. Pero al final del instituto me faltaba el aire. Tenía que respirar.
Lo cargué todo en mi Seat Ibiza y me fui a vivir a 1.000 km de casa.
No todo el mundo lo sabe, pero durante 10 días llegué a vivir en el coche junto al muro del Hipódromo de Milán 😂.
Sigo aquí, después de más de 26 años.
He creado mi propio camino.
He renacido en otro país.
En 1999 y 2001 fallecieron mis padres.
A los 23 años me quedé huérfano. Es duro decirlo, pero es la realidad.
A la edad en que la mayoría de los chicos aún estaban en casa, pidiendo dinero al "papi" o pensando dónde ir a bailar el sábado por la noche, yo ya había vivido mil vidas.
Crecí rápido.
Nadie me regaló nada.
Pero no me convertí en un hombre "bueno para nada".
Tengo tres rayos de sol. Me licencié. Hablo mil idiomas. Tengo un buen trabajo y mil pasiones. Escribo.
A pesar de todo el recorrido, siempre he conseguido renacer.
En 2017, me separé.
Tenía treinta y nueve años.
Me arremangué la camisa y empezé a contruir.
Estaba todo por hacer. Sí, otra vez.
He criado 3 hijos (que además están creciendo muy bien con su mamá).
Desempolvé viejas pasiones. Descubrí otras nuevas.
Decidí no sentarme frente al sofá a beber cerveza y comer patatas fritas.
Levanté la cabeza, para poder mirar al horizonte.
Me dejé querer por mis amigos más íntimos (que Dios los bendiga).
Y poco a poco empecé a realizar ideas, relaciones, proyectos, aventuras, experiencias.
No me convertí en el típico hombre separado, de mediana edad, que piensa que todo está ya escrito.
Me convertí justo en lo contrario.
Y he vuelto a nacer.
Odio a los gatos. Pero soy como ellos.
Tengo muchas vidas. Nunca muero.
Todos las tenemos.
No hay que tener miedo de luchar.
Sólo hay que saber que todo es posible.
Sólo hay que saber que hay que intentarlo siempre.
Tú, yo, todos.... "Siempre es posible renacer".
