Vienen tres días de descanso.
¿Qué hacemos? ¿Adónde vamos? ¿Cómo nos organizamos?
Tenemos que empezar a pensar en ello.
"Anna, ¿tienes colegio el sábado por la mañana y teatro por la tarde?"
"Sí papá, pero en ese caso podríamos ir a algún sitio saliendo el sábado después del teatro, ¿no?"
"Jordi, hasta el jueves por la noche el equipo no nos dirá si tienes el partido el sábado o el domingo".
"Si hacemos algo con la autocaravana no jugaré. No hay problema".
"Teudis, ¿vas a querer ir al partido de tu equipo aunque estés lesionado? ¿Y tienes el cumpleaños de ese amigo el domingo?"
"No hay problema. Si no hacemos nada, iré al partido y al cumpleaños. Si no, no iré. No hay problema".
No sé cómo me las arreglo con todo.
Cada uno de nosotros tiene actividades, deseos, citas, compromisos.
Somos cuatro.
Tendría que impartir cursos de resolución de problemas, organización y gestión del tiempo.
Siempre conseguimos equilibrar todo.
Es casi milagroso.
Pasamos la semana mirando la previsión del tiempo para el fin de semana largo.
Por desgracia, hay rayos y truenos desde Milán hasta Umbría.
Buscamos alguna zona de Lombardía donde el tiempo sea favorable.
Por desgracia, no tenemos suerte. Los relámpagos y los truenos no dejan lugar a dudas.
Parece que habrá un infierno.
Decidimos ser precavidos.
El viernes no tomamos ninguna decisión.
El sábado decidimos que no saldremo con la autocaravana. Anna puede ir al teatro.
Mientras tanto, escribo un mensaje al entrenador de Jordi. "Confirmo la presencia de Jordi en el partido del domingo por la tarde".
Si no llueve nos iremos el domingo por la noche. El lunes haremos alguna excursión.
Tenemos que decidir día a día.
Mientras tanto, la mañana del sábado resulta fructífera.
Voy al supermercado a las 7:30 de la mañana.
Se lava el coche con Jordi.
Y por último hago dos viajes al vertedero para tirar viejos trabajos del Pinchauvas y un montón de chatarra que tenía en el garage.
¿Y el almuerzo? Teudis quiere cocinar. ¡Esto es genial! Bravo Teudis.
"La cocina es para gente creativa. ¡¡Y tú lo eres!! Sigue así".
¿Y después de comer?
Nos tumbamos en el sofá. Empieza una película.
Anna y yo nos quedamos dormidos después de ni siquiera 5 minutos.
En un momento dado me despierto y me descubro con la boca completamente abierta como si fuera un dibujo animado. La cierro y sigo durmiendo 😂. ¡¡¡Gran siesta!!!
"Teudis y Jordi, a las 5 de la tarde tengo que llevar a Anna al teatro. Me quedaré en Pavía hasta que termine. ¿Queréis quedaros en casa sin hacer nada, o queréis venir conmigo?"
"¡Papi, claro que queremos venir! ¿Cogemos la caravana y jugamos a algo mientras la esperamos?"
Al final, después de mil intentos de irnos a quién sabe dónde, acabamos jugando en la caravana, en un polígono industrial, en el aparcamiento de un cementerio, mientras esperamos a que Anna vuelva del teatro.
Nos reímos como tres idiotas.
Teudis hace chistes que me hacen morirme de la risa.
Jordi hace el tono. Y en el juego dispara al azar las respuestas y acierta las soluciones.
En un momento dado, casi tenemos lágrimas en los ojos.
Golpean la puerta. Ha llegado Anna.
"Empecemos de nuevo para que ella también pueda jugar".
Intentamos hacer trampas para hacerla perder.
Pero ella nos descubre inmediatamente.
Ahora no nos reímos como tres idiotas.
Ahora nos reímos como cuatro idiotas.
Nos hemo divertido mucho.
¿Por qué he explicado toda la historia?
Porque a menudo pensamos que necesitamos grandes cosas para que nuestro día a día merezca la pena.
A menudo pensamos que sólo podemos "respirar" si hacemos viajes, grandes cenas, actividades caras o lo que sea.
En cambio, lo que suele tener éxito (y ser convincente) es la sencillez.
Nos divertimos estando juntos.
La sencillez está muy maltratada.
La sencillez está muy bien.
La sencillez es una gran gozada!.
Estoy escribiendo un domingo por la mañana.
Quién sabe, tal vez esta noche nos vayamos a dormir a algún lugar remoto.
Lo sabremos más tarde.
Yo. Y los tres rayos de sol.
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