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Into the wild (esp)

Una canción de verano italiana decía "Mare profumo di mare" (Little Tony)

Y también "Grazie Roma" (Antonello Venditti)

O "Riccione" (The Giornalisti)


¿Y qué? ¿Qué hacer este verano?

¿Elegir un lugar de playa y quedarse allí durante dos semanas?

¿Visitar las grandes ciudades y "llenarse" de cultura?

¿Ir a las montañas en lugares remotos donde estamos más cómodos?

Seguramente no podemos ir a Cataluña a visitar a los parientes. El covid no lo permite. Los familiares nos llamaron para decirnos que no vayamos porque la situación es arriesgada.

Una cosa es segura. Debemos quedarnos en Italia.


¿Saben qué, mis hijos?
¿Y si lo hicieramos todo?
Sí, todo.

Ahora, tú que lees, debes involucrarte.

Imagina.


Imagina que eres un padre "extraño" con tres hijos con una gran capacidad de adaptación.

Abre un mapa con tu hija e inventa una ruta de unos 1.900 km por todo el norte de Italia. Ida por el Adriático y vuelta por la Toscana. En medio de esto, todo por inventar.

Busca información, marca km, piensa en paradas, lugares para ver, lugares para descansar, encuentra dónde acampar y dónde ir "libre". Hazlo con tu hija y luego comparte todo con los otros hijos.

Decide el viaje. Todo está claro en tu cabeza, al menos hasta Roma, que se convierte en la mitad de las vacaciones. Después de Roma, decidirás día a día de acuerdo con los deseos y el cansancio del padre "extraño" y de los hijos.

Coge una autocaravana, llamada Cricchetto, y pon a todos dentro.

Conduce. Ha llegado el día. Todo está listo.




En un abrir y cerrar de ojos cruzarás Lombardía, Emilia Romagna, Marche, Umbría, Lazio, Toscana, Liguria y otra vez Lombardía.


O sea...

Casa, Riccione, Numana, San Benedetto del Tronto, Ascoli, Norcia, Spoleto, Roma, Asís, Siena, Golfo di Baratti, Marina di Massa, Cinque Terre y otra vez a casa.


Dormirás en lugares maravillosos como un campamento en San Giorgio, en el Golfo de Baratti, en el jardín de los amigos en Pontremoli o en Spoleto en el camino de tierra de una maravillosa iglesia. Pero también lo harás en simples aparcamientos como en Parma, Ascoli o Siena (a 1km de la Piazza del Campo).



Verás caminos remotos donde no encontrará nada durante muchos kilómetros.

Pero también irás al corazón del país, a la Plaza de San Pietro, al Coliseo o por media Roma.


Te bañarás en aguas llenas de gente, incluso medusas.

Y también nadarás en playas paradisíacas y lugares donde podrás hacer grandes saltos desde las rocas.



Comerás sándwiches y fiambres en la playa, bajo el sol.

Pero también a 1.300 metros o antes de hacer rafting en el río Corneo.


Cocinarás carbonara y pescado en la autocaravana.

O elegirás algo de buena comida en el restaurante.



Conducirás mucho, pero casi nunca por más de dos horas.

Y lo harás mientras los niños te hacen compañía, o duermen en la cama, o comen, o ven una película juntos en la mesa.

Y conducirás pensando en todas las cosas que habréis hecho juntos.




En este post podría hablar de cómo Italia es un lugar maravilloso, cómo hay quienes adoran Riccione (los baños o Via Ceccarini) y quienes (como nosotros) se emocionan frente a un paisaje indescriptible como el Valle de Castelluccio di Norcia o mientras mirant una lluvia de estrellas en un campo de Umbría.

En Italia, en el mundo, hay un lugar para todos.




Pero no. No es esto lo que quedará en mi corazón.

Lo que más me quedará será la conciencia de cómo (a menudo) estropeamos nuestra existencia buscando la felicidad en cosas complejas, caras y enredadas.


Después de todo, ¿qué fue lo que más disfrutaron el padre "extraño" y sus tres rayos de sol?

La simplicidad de estar juntos.


Nos quedaremos con los chistes, que sólo nosotros podemos entender, sobre Dj Giovanna, Lino, Il Boss, el "¿sabes dónde hay una pizzería en la zona?", las salsas Barilla o la búsqueda de la carga y descarga.

Nos quedaremos con el despertar en la caravana frente a lugares especiales... con el olor a café.



Todo se quedará ahí. Nada desparecerá.

Nos quedaremos con la certeza de que lo que se necesita es sólo el placer de ayudarnos a nosotros mismos y caminar juntos.

Todo lo que se necesita es un par de zapatos.

Y la voluntad de estar cerca.


INTO THE WILD









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EL PINCHA UVAS

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